Kevin y Franco Álvarez habían desaparecido el 7 de junio. Los cuerpos estaban en un canal de desagüe de la localidad de Maipú. “Me dieron un beso y fue la última vez que los vi”, dijo Beatriz, su mamá.
Kevin Luciano y Franco Jesús Álvarez fueron encontrados muertos en Maipú.
Lidia Beatriz Freites es viuda. Sus hijos Kevin Luciano y Franco Jesús Álvarez eran sus dos únicos hijos y su vida entera. Este lunes, la policía confirmó que los cuerpos encontrados en un canal de desagüe de Maipú, en Mendoza, son de los hermanos que se dedicaban a hacer trabajos de albañilería. Estaban desaparecidos desde el 7 de junio, cuando había ido a cobrar una deuda de trabajo.
Kevin tenía 18 años y además de hacer changas como albañil, cortaba el pelo. Tenía la idea de agrandar el local y había estado hablando de eso con su hermano mayor unos días antes de desaparecer. A Franco, de 28 años, su mamá lo describe como “de carácter más fuerte”.
“Eran dos hermanos muy unidos. Se llevaban varios años y el más grande lo cuidaba y lo ‘tenía cortito’ al más chico”, contó Beatriz a los medios locales, en los agónicos días que duró la búsqueda de sus hijos.
La última vez que se comunicaron por teléfono con su mamá fue cerca de las 10 de la noche del lunes 7. Lo último que dijeron fue que estaban esperando que les paguen. Minutos después, Kevin intercambió mensajes con su novia con el mismo contenido.
La causa se había iniciado como “averiguación de paradero” y ahora se caratuló como homicidio. Según el diario Los Andes, ambos tendrían golpes en el rostro pero todavía se desconoce la causa de la muerte.
“Me dieron un beso y fue la última vez que los vi”
La madre de los dos hombres contó que el 7 de junio, sus hijos le dijeron que se tomarían un colectivo a Los Corralitos, Guaymallén, para cobrar un trabajo de albañilería. La mujer contó cómo fue la última vez que estuvo con ellos: “Se subieron al micro, me dieron un beso y fue la última vez que los vi”. Y describió a sus hijos como dos personas muy trabajadoras: “Salían a trabajar y volvían a la tarde. No eran de irse sin avisarme”.
Lidia Freites, la madre de las víctimas.
El día siguiente realizó la denuncia por averiguación de paradero. Según la investigación policial, la persona que los había contratado les había pagado los 14.000 pesos y luego los dos jóvenes albañiles fueron hasta un quiosco cercano, donde consumieron unas bebidas.
La búsqueda con perros rastreadores no dio mayores resultados. La pista se perdió en el quiosco. Los investigadores sospechan que los hermanos se subieron allí a un automóvil. Y no se supo nada de ellos hasta este domingo cuando fueron hallados sus cuerpos.
“Habían tenido una discusión con la persona a la que le habían ido a cobrar la deuda. El hombre no les había pagado”, dijo Beatriz.